Podríamos decir que últimamente estar en contra de la violencia esta de “moda”. Ya hay bastante conocimiento al respecto y podemos coincidir en que todos estamos cansados de tanta violencia. Pero hay formas en las que podemos estar promoviendo o consumiendo violencia y no nos damos cuenta

Ten en cuenta que todo lo que lees entra a tu mente, a tu cuerpo, a tu vida y a tu energía. Si sólo lees sobre chismes, escándalos, asesinatos, guerras, estas permitiendo que esas ideas entren a tu mente como semillas y esas semillas con el tiempo crecerán. Nuestra mente a veces no distingue bien entre realidad y ficción, pues vive lo que percibe como si fuera real así seas tú o alguien más quien esté siendo violentado.

Nuestro inconsciente normaliza esos contenidos por lo tanto hay mucha probabilidad de replicarlos luego en nuestras vidas. No podemos negar que hay muchos medios que sólo buscan ganar dinero y a medida que consumamos ese tipo de contenidos ellos generarán más.

Depura el contenido que consumes

Si lees frases, filosofía, contenidos inspiradores, autores sabios, entonces tienes la posibilidad de que esas ideas comiencen a trabajar en tus pensamientos de manera que transformen tu manera de pensar por lo tanto tu vida.

De manera que si lo que vende son los contenidos inspiradores a los medios no les quedaría otro remedio que enfocarse en la belleza de los seres humanos, ofrecerían contenidos de calidad que ayuden realmente a las personas.

Lo mismo pasa con nuestros hijos, ¿cuidamos lo que leen y lo que ven? Recuerda que de pequeños somos una esponja que absorbe todo lo que vemos, sentimos, percibimos y leemos y con esa información armamos nuestra personalidad y criterio.

Pensemos que estamos construyendo las bases de su vida, sus cimientos emocionales y psicológicos con respecto a lo que nosotros les ofrezcamos. Si queremos que crezcan sanos, libres de violencia, depende de que nosotros los cuidemos lo que consumen. Y no, no se trata de negar la realidad, la maldad existe y está a la vuelta de la esquina, pero está en nuestras manos cuidar y limpiar nuestro entorno y hacerlo más sano para la mente de nuestros hijos.