En la antigüedad las personas fuertes eran las que la gente admiraba, a quien se le cuidaba y procuraba. Por lo tanto a los débiles había veces que hasta se les quitaba la oportunidad de vivir. De pronto el mundo comenzó a cambiar, la culpa y la compasión hicieron que las personas convirtieran las víctimas en héroes y a las personas fuertes en los malos de la historia.

¿En qué momento la moral de las personas hizo semejante aberración? Lo único que pasa con esto es que la gente tenga miedo de ser fuerte y de salir adelante. A los campeones se les ataca y se les juzga. Las redes sociales están llenas de esto.

La envidia al triunfo ajeno

De pronto un futbolista mexicano llega a jugar en un equipo europeo, lo cual es una gran hazaña tomando en cuenta que las oportunidades para la preparación en nuestro país y el apoyo que se les da a los deportistas de alto rendimiento no es ni cercano al que les dan a los jugadores en Europa y que lleguen a hacerlo es un gran mérito.

Y algunos personajes de la prensa y algunas personas débiles que se sienten incapaces de hacer cosas así de extraordinarias en lugar de apoyar y de sentirse orgullosos de que un compatriota lo haya logrado, se dejan ir con comentarios maliciosos diciendo puras tonterías. Si una actriz mexicana logra destacar en Hollywood algunos buscan lanzar palabras maliciosas como ya se le subió, no se lo merece o seguro se acostó con alguien para lograrlo. 

Si ya de por sí destacar en un mundo tan competitivo es algo muy difícil, esta conciencia tóxica hace que a las personas les dé miedo ser mejores, ser fuertes, porque la consecuencia será el ataque de las masas. Corren en riesgo de quedarse solos sin el cariño de la gente.

Una cosa es ser víctima y otra es hacerse la víctima

En cambio, si eres el pobrecito, la gente se desbordará en ayuda, te brindarán toda la empatía, ternura y cariño de lo que son capaces.

Una cosa es la caridad y ayudar al más necesitado y otra muy distinta es idealizar y poner en un pedestal a las personas que se ponen en el papel de víctimas, porque precisamente eso, que se les dé ese lugar de alta importancia, es una de las cosas que provocan que no salgan adelante y se queden ahí regodeándose en su miseria.

Debemos entender que si alguien está en la posición de pobrecito de mí, a lo mejor habrá alguno que otro que le ayude, que tal vez lo cargue y hasta se haga cargo de él. Pero si de algo podemos estar seguros es que el universo se comprará ese bien montado personaje y le enviará sólo migajas para que lo pueda conservar magistralmente.