Tomarnos las ofensas personalmente no solo es inútil, si no que provoca una sensación de infelicidad, e ira innecesarios.

Si bien ya nos hicieron daño, es todavía mucho mas tóxico odiar.

Ni la peor ofensa, aunque sientas que lo que te hicieron es imperdonable, aunque parezca que la persona o el mundo confabuló para lastimarte, es personal.

En la medida que alguien te quiso lastimar, es en esa medida, que ese alguien se lastimó a sí mismo.

Y ese daño se puede mostrar por medio de alguna enfermedad, alguna situación difícil, o simplemente la incapacidad de ser feliz por la culpa inconsciente que pueda sentir por haber hecho daño.

Podemos escapar de toque la gente diga, a lo mejor de la justicia terrenal, pero a quien siempre le rendiremos cuentas es a nuestra consciencia.

Si alguien te quiere hace daño, protégete, pon límites pero nunca olvides que el problema no es contigo, es con su propia persona.