Son muchas las experiencias que me han tocado vivir a lo largo de mi vida, no puedo decir que me las sé todas, pero sí he tenido que pasar por muchas situaciones difíciles donde me ha costado ver alguna salida o alguna solución rápida. Muchas cosas no se dieron como esperaba y luego la resolución y el resultado terminaron siendo distintos a lo que yo esperaba y deseaba, pero mirando atrás me doy cuenta que cuando me llegó lo que me llegó no era lo que quería sino lo que necesitaba, así que quiero compartir contigo esta pequeña reflexión.

Lo que quieres en la vida no va a llegar cuando: Estés más flaca, estés más guapa, tengas más dinero, tengas más éxito, tengas más poder, estés exhausta, te esforzaste más.

Espera el momento

Llegan cuando es tiempo de que lleguen y no podemos hacer absolutamente nada para apurarlo. Lo único que sí podemos hacer en la vida es aceptar lo que nos ofrece y a medida que lo aceptamos es en la misma medida que somos felices.

La pareja de tu vida llegará cuando sea tiempo, el trabajo de tus sueños llegará cuando estés listo para recibirlo, el dinero llegará cuando sea el momento de recoger frutos. Trabajemos en lo que podemos hacer en nuestra vida y dejemos de preocuparnos por lo que está fuera de nuestro control.  

Si somos honestos, trabajadores, comprometidos, sabemos poner límites y confiar, ayudamos a las personas, tenemos buenas intenciones, en algún momento llegará a nuestras vida todo lo que soñamos.  Si intentas sacarle el fruto a una planta antes de tiempo corres el riesgo de arruinar la planta y los frutos.

Vamos a sentirnos agradecidos por las bendiciones y a ser pacientes por lo que aún no llega a nuestras vidas que, por cierto, lo que tenga que venir ya está en camino